
Por cada hora de funcionamiento, se aspiran más de 800 m3 de aire en los cilindros del motor, que, especialmente en condiciones de mucho polvo, se obstruyen con muchos pequeños granos de arena, que superan la dureza del acero.
Por cada hora de funcionamiento, se aspiran más de 800 m3 de aire en los cilindros del motor, que, especialmente en condiciones de mucho polvo, se obstruyen con muchos pequeños granos de arena, que superan la dureza del acero.